viernes, 7 de enero de 2011

Capitulo 1 / El Despertar




Ilaya despertó alterada, se encontraba desnuda en su cama y solo una sabana la cubría. Con sus manos recorrió el otro lado de la cama buscando a Matías, no lo encontró. Se levanto tímida, y extrañada. Tomo su bata y se cubrió el cuerpo. Camino  hacia el living sorprendida porque no fueron los llantos de Facundo los que la despertaron sino el golpe de la puerta del departamento. Pero no encontró a nadie. Se dirigió después a la habitación de facundo, abrió su puerta lentamente esperando no despertarlo pues desde hacia un par de semanas facundo dormía las noches enteras sin despertarse ni una sola vez. Lo que vieron sus ojos hizo latir su corazón tan fuerte que sintió como si se quebrara en mil pedazos. Busco entre las pequeñas cobijas, intentando encontrar algún rastro, alguna cosa que le devolviera a su bebe. En ese momento todos los recuerdos volvieron como un golpe aniquilador. Recordó la noche anterior cuando le abrió a Matias, las negativas para evitar su entrada y todas las palabras que la convencieron de su extraño cambio y permitirle ingresar, -Ahora es distinto-, recordó haber pensado. Las rosas, los regalos, las caricias a Facundo, todo, todo era una farsa. Recordó la noche tan apasionada que habían pasado, termino tan exhausta que cayó en un profundo sueño y de pronto aquel golpe de la puerta.

Corrió hacia la ventana, se asomo a la calle gritando y lo vio. Vio a aquel hombre que la había engañado con el único propósito de hacerle el mayor daño de su vida. Lo vio cargando a Facundo cubierto con tan solo una manta y tomando un taxi. Ella grito tan fuerte como pudo pero nadie hizo nada, pues nadie la comprendió.
Su hogar se lleno de gente, entre policías que la miraban con deseo hasta familiares que la acompañaban pero que en el fondo sentían descanso al saber de la desaparición de este niño que solo había producido descontento y rabia entre ellos pues su condición lo había convertido en el favorito de su abuela, dueña de uno de los mas grande imperios económicos de la ciudad.
A pesar de tanta gente parecía que la única persona que se preocupaba realmente por hacer algo era la abuela. Quien corría de un lado a otro del departamento hablando por teléfono, comunicándose a todas partes, buscando a su nieto. Ilaya no paraba de llorar. Sentía a cada momento como su ira crecía, como se le llenaba de odio el corazón por este hombre que le había arrebatado lo mas importante de su vida.
Armada de decisión y de odio, y al ver que ni la policía ni nadie mas le podía ayudar, salio de su departamento a buscar ella misma a su bebe.


Se dirigió al departamento donde Matias vivía 6 meses atrás, antes de mudarse a vivir con ella. Quedaba Constitución.
Estando a una cuadra del lugar, recuerda esas noches en que lo acompaño a su departamento y donde siempre se encontraban con una nueva amenaza, ya fuera por prostitutas o por travestis. Ella siempre prefería quedarse a pasar la noche que volver a salir. Comenzó a ver rostros familiares, de mujeres que antes le habían escupido su lujosa ropa. No porque fuera realmente lujosa sino por que simplemente ellas no lograrían nunca comprar algo como eso. Las mujeres comenzaron a hablar entre ellas, a cada paso sentía mas el peso de sus miradas, y de sus rencores, algunas le gritaban, pero igual su motivo por seguir era mayor así que simplemente las ignoraba, cuando logro llegar a la puerta del edificio, una anciana de mal aspecto y olor fétido se encontraba saliendo y dejo la puerta abierta, lo que ella aprovecho para entrar al lugar.  Subió los escalones  hasta el tercer piso, camino por el pequeño pasillo hasta el departamento 3b. Se acerco a la puerta intentando escuchar dentro, pero no escucho nada. De nuevo se ataco a llorar, y comenzó a golpear la puerta, llamando a Matías. Poco a poco sus golpes se iban convirtiendo en Odio, puro y venenoso. Uno de esos golpes fue tan fuerte que la puerta simplemente se abrió. Ella quedo estática, mirando al departamento vacío y oliendo el moho y la humedad. Corre hacia cada habitación pero no encuentra nada, desde el mismo momento en que Matías salio 6 meses atrás, nadie había habitado ese lugar. Se tira en el suelo de la cocina y comienza a gritar. Afuera en la calle comienza una lluvia como nunca antes se había visto en Buenos Aires.
De nuevo se levanta como empujada por un nuevo aire, su hijo volvió a su mente así como su preocupación. Armada de fuerzas vuelve a salir a la calle, donde se encuentra otra vez con todas esas miradas de odio, pero miradas que esta vez no iban a dejarla pasar. Las mujeres al verla salir sola, se abalanzaron sobre ella como un tumulto de perros rabiosos, y la comenzaron a atacar, primero verbalmente, pero al ella no responder se llenaron mas de furia y la comenzaron a empujar, una de ellas la lanzo al piso, donde las demás comenzaron a pegarle y a atacarla. Hasta que llego Sahara, quien con un grito fuerte hizo que las otras se alejaran sin dudar. Ella comenzó a abrirse paso entre las demás hasta quedar frente a Ilaya, quien estaba tendida en el piso, escupiendo sangre.  Sin embargo se notaba en el rostro de Ilaya, que el dolor que ellas le habían producido no era nada, pues tenia una mirada fija en Sahara, casi de desprecio y de lastima. Sahara Era la prostituta mas reconocida de la zona, no solo porque era la que mas hombres atraía, también porque era la mas fuerte, ella había organizado a todas las mujeres en la zona para atacar y acabar con la red de proxenetas que las controlaban. Ahora era ella la que estaba a la cabeza. Pero Ilaya no se iba a doblegar tan fácilmente, su odio hacia Matías lo comenzó a reflejar en cada una de estas mujeres que estaban rodeándola, y sobre el despreciable rostro de Sahara. Sus ojos se tornaron rojos, como si el demonio la hubiera poseído, su rostro comenzó a cambiar, ya no era esa noble mujer que buscaba su hijo, ahora era una mujer sedienta de venganza y de sangre. De un solo salto logro agarra la cabellera de Sahara y con su otra mano lanzo un golpe certero que dejo sus uñas clavadas en la mejilla. Sin remordimiento apretó con gran fuerza hasta  desgarrar la carne de su rostro, luego sus pies se endurecieron hasta formar una lanza directo al estomago lo que envío a Sahara 5 metros atrás contra el pavimento. Las demás mujeres quedaron sorprendidas, sin aliento. Sintieron temor pero se lanzaron de nuevo hacia ella, en ese momento Sahara las detuvo con un grito. Con dificultad se levanto y miro fijamente a Ilaya, quien estaba dispuesta a mas. Se acerco lentamente a ella, y se miraron fijamente la una a la otra.  Sahara sintió el dolor de Ilaya, lo reconoció en si misma. Con un gesto de aprobación la dejo ir. Las demás solo le abrieron el camino sin entender que había sucedido, como su líder se había dejado vencer, sin pelear.

Ilaya se limpio el rostro y camino con dificultad hasta un lugar seguro. Donde de nuevo el recuerdo de su hijo volvía a su mente junto con la lluvia y el frío.  Se dirigió hacia donde sus conocidos comunes, los escasos amigos que tenían. Todos mas amigos de Matías que de ella. Todos en barrios de igual o peor ambiente.
Primero se dirigió hacia donde Diego, el mejor amigo. De quien sabia le había dado posada a Matías días después de la ruptura y días antes del secuestro. Sin embargo no pudo esperar peor recibimiento. Varios hombre la comenzaron a acechar. Con su ropa medianamente rasgada y mojada, y su rostro lleno de moretones, no dejaba de ser un atractivo para cualquiera. Pues era realmente hermosa, su cabello largo color castaño oscuro, su rostro angelical de líneas suavemente pronunciadas, su cuerpo delgado y las ligeras curvas  de sus senos y caderas jamás dejarían de ser un atractivo en cualquier situación. Finalmente llego a su destino. Oprimió el timbre, y espero. De nuevo y nada. Hasta que de lo alto escucho un grito, -¿quien? El intercomunicador no sirve-. Ella se alejo de la puerta y vio a Diego, quien al verla reacciono de forma desagradable y humillante. –¿que haces acá?- le pregunto en tono displicente. -Estoy buscando a mi hijo, si sabes algo por favor te lo pido- Dijo y las gotas volvieron a caer. Diego la miro y le dijo- que? Sos estupida? Y yo que voy a hacer con ese deforme? Estas loca? Andateee!-. –Matías, Matías me lo quito, me lo robo, si sabes algo por favor. Te lo pido. Solo estoy buscando a mi hijo- Y se ataco a llorar. –Andate loca, yo no se donde están hace días desapareció debiéndome un dinero, es mas te o debería cobrar a vos-. Grito desde su ventana. Ella se tiro en el suelo, preguntándose a donde pudo haber ido, a donde pudo haber llevado a su hijo. Diego simplemente desapareció, y solo se escucho el golpe de su ventana al cerrarse.
Los hombres se comenzaron a acercar. Ella inmediatamente se levanto y comenzó a caminar en la dirección opuesta a ellos, pero cada vez los sentía mas cerca, sentía sus susurros y sus silbidos. Sus risas malvadas y piropos mal intencionados comenzaron a molestarla cada vez mas. De pronto uno de los hombre corrió hacia ella y le interrumpió el paso. Los otros dos se quedaron detrás. Ella pidió que la dejaran pasar, que no tenia nada, ellos solo respondieron que tenia lo que ellos necesitaban. En ese momento uno de ellos estiro su mano hasta golpear con fuerza sus nalgas. Ella se volteo y le dio una cachetada a lo que los otros respondieron agarrandola a la fuerza y metiéndola en un pequeño callejón los hombre la comenzaron a manosear, con fuerza, uno tras otro se deleitaban con su cuerpo. Ella luchaba pero no había mucho que pudiera hacer pues los hombres la tenían muy bien sujetada. Uno de ellos le desgarro lo poco que le quedaba de camisa junto con el sostén exponiéndola. Con cara de tontos aturdidos quedaron los dos que estaban frente a ella, uno de ellos le comenzó a agarrar los senos mientras el otro luchaba con su pantalón. Pero ella en un descuido logro soltar una de sus piernas y le propino un golpe seco en los genitales del que le quería quitar el pantalón, lo que lo dejo tendido en el suelo, en eso ella salto agarrando al otro con sus piernas por el cuello, y lo apretó con tal fuerza que su cuello simplemente se torció como una rama delgada y cayo desvanecido. En ese momento el tercero que la tenia por los brazos no supo que hacer así que la empujo con fuerza contra una pared, pero ella logro con sus piernas girar con ayuda de la pared hasta quedar detrás de este, lo empujo contra la pared propiciándole un fuerte golpe en la cabeza, para luego voltearlo y con sus manos comenzar a desgárrale la cara. Le propino varios golpes en los genitales hasta que este quedo arrodillado ante ella, con sus uñas le agarro de las orejas y de un solo jalon se las desprendió. Luego con la ayuda de un palo que se encontraba cerca le propicio un golpe que calmaron sus gritos. Se acerco al ultimo, aquel que había quedado tendido, le dio un golpe en el rostro arrancándole todos los dientes, luego mientras este intentaba levantarse y agarrar una cuchilla de afeitar desechable que había saltado de las bolsas de basura, ella le propicio un golpe por la espalda que lo dejo inmóvil pero conciente. Lo tomo entre brazos y lo arrastro hasta un caño al fondo del callejón donde con la ayuda de unas tiras de ropa, lo amarro. Agarro la maquina de afeitar descartable que este había intentado tomar, y le comenzó a desgarrar la piel de su rostro. Luego le saco los pantalones de un solo tiron y con sus uñas le arranco parte de sus genitales sin ninguna compasión. Comenzó a escuchar los gritos de aquel hombre, pero en ningún momento se sintió arrepentida, sus manos estaban llenas de sangre y lo había disfrutado. Simplemente se imaginaba lo mucho que sufriría Matías cuando ella lo encontrara. Agarro de nuevo el palo, y apunto directamente al rostro de este ultimo, y le propicio un golpe tan fuerte que solo con pruebas de adn lo podrían reconocer.
La lluvia limpio la sangre de su cuerpo, y su ropa la cambio por la de una de sus victimas. Y simplemente se alejo, salio de ese callejón oscuro, con una nueva parte de ella, conociéndose mas, deseándose mas, en sus ojos se comenzaba a notar el cambio, se notaba la desdicha y la sed. 

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